El precio del petróleo crudo West Texas Intermediate (WTI) ha visto un aumento alentador, subiendo por tercer día consecutivo y cotizando a aproximadamente $68.50 durante la sesión de trading asiática del viernes. Esta ganancia se atribuye principalmente a las interrupciones en la producción de petróleo causadas por el huracán Francine, que provocó evacuaciones de las plataformas de perforación en la costa de Luisiana antes de la llegada de la tormenta. Los informes indican que se han producido interrupciones sustanciales en la producción de petróleo del Golfo de México de EE. UU., con casi el 42% de la producción cerrada a partir del jueves.
En las secuelas del huracán, los productores de petróleo han estado ocupados realizando evaluaciones de daños e implementando controles de seguridad para asegurar que las operaciones puedan reanudarse de manera segura en la región del Golfo. Los analistas de UBS pronostican que la producción en esta área crítica disminuirá alrededor de 50,000 barriles por día (bpd) para septiembre en comparación con el mes anterior, mientras que los analistas de FGE predicen una reducción aún más pronunciada, estimando una caída de 60,000 bpd y proyectando una producción total de 1.69 millones de bpd.
Complicando estos problemas de suministro están los ajustes recientes realizados por OPEC y la Agencia Internacional de Energía (AIE) a sus pronósticos de crecimiento de la demanda de petróleo. Estas revisiones han estado en gran medida influenciadas por las dificultades económicas que enfrenta China, el mayor consumidor de petróleo del mundo. Además, las discusiones en la conferencia de APPEC subrayaron el cambio continuo de China hacia fuentes de combustible de menor carbono, lo que está suprimiendo aún más su demanda de petróleo.
Los datos de aduanas publicados recientemente mostraron que las importaciones de petróleo crudo de China de enero a agosto disminuyeron en un promedio del 3.1% en comparación con el mismo período del año pasado. Esta caída en la demanda se refleja en EE. UU., donde los futuros de gasolina y destilados han caído a mínimos de varios años, lo que refleja preocupaciones crecientes sobre un consumo más débil en la nación consumidora de petróleo líder del mundo.