La Reserva Federal ha emitido una orden de cesar y desistir contra United Texas Bank, una institución financiera conocida por sus operaciones en el sector de las criptomonedas. La acción fue motivada por las deficientes prácticas de gestión de riesgos del banco y las deficiencias identificadas en sus operaciones relacionadas con clientes de criptomonedas.
En un informe fechado el 4 de septiembre, la Fed detalló hallazgos de una investigación realizada en mayo, que reveló deficiencias en la estructura de gobernanza del banco. La orden indicó que la junta directiva del banco y la alta dirección no habían supervisado adecuadamente el cumplimiento de sus operaciones relacionadas con la banca correspondiente extranjera y los clientes de monedas virtuales. Se expresaron preocupaciones específicas con respecto a la adherencia del banco a las regulaciones contra el lavado de dinero y la Ley de Secreto Bancario.
Si bien la orden no especificó las violaciones regulatorias exactas relacionadas con los clientes de criptomonedas, la Fed señaló que United Texas Bank ya había iniciado pasos para mejorar sus medidas de cumplimiento. Se espera que la junta del banco presente un plan formal destinado a mejorar la supervisión de su cumplimiento con los requisitos legales, particularmente aquellos relacionados con la Ley de Secreto Bancario y los protocolos contra el lavado de dinero.
United Texas Bank, que emplea alrededor de 75 miembros del personal, gestiona aproximadamente $1 mil millones en activos. Esta acción regulatoria sigue a una iniciativa de cumplimiento similar por parte de la Fed contra otro banco, Customers Bancorp, al que se le emitió una orden de cesar y desistir en agosto por deficiencias comparables en la gestión de riesgos.
Estas medidas recientes han llevado a discusiones renovadas sobre posibles esfuerzos sistémicos para restringir las interacciones de los bancos con la industria de las criptomonedas, un fenómeno que algunos defensores de la industria han denominado «Operación Chokepoint 2.0.» Esta percepción ha suscitado preocupaciones sobre el panorama regulatorio en evolución para las instituciones financieras amigas de las criptomonedas y sus operaciones en los Estados Unidos.