En tiempos recientes, los fundadores de criptomonedas han estado considerando cada vez más la geovalla como una respuesta potencial a los desafíos regulatorios en curso en los Estados Unidos. Esta práctica implica crear una barrera virtual que restrinja el acceso a ciertos productos o servicios según la ubicación geográfica del usuario. A medida que la supervisión regulatoria se intensifica, muchas empresas están explorando esta estrategia como un medio de cumplimiento.
Esencialmente, la geovalla sirve como un mecanismo de respaldo para las empresas que no pueden cumplir con regulaciones estrictas como los requisitos de divulgación y los protocolos de Conozca a su Cliente (KYC). Al implementar esta estrategia, las empresas pueden bloquear a los usuarios de regiones con fuertes obligaciones de cumplimiento, como EE. UU. Sin embargo, este enfoque se considera una medida drástica—efectivamente abandonando el mercado estadounidense cuando no aparecen otras alternativas viables.
Datos de TRM Labs indican que en 2023, más del 70% del mercado global de criptomonedas enfrentó regulaciones más estrictas en 17 jurisdicciones. Entidades notables han tomado pasos en esta dirección; por ejemplo, el protocolo de finanzas descentralizadas anteriormente conocido como Maker, ahora llamado Sky, enfrentó críticas después de restringir el acceso a VPN a su Protocolo Spark como un medio para prevenir la participación de usuarios de EE. UU., bloqueando inadvertidamente todas las IPs asociadas a VPN.
De manera similar, Binance, el principal intercambio de criptomonedas, emplea la geovalla al mostrar un mensaje a los usuarios que intentan acceder a sus servicios desde direcciones IP basadas en EE. UU. Otras plataformas, como el protocolo de restaking de Ethereum Eigenlayer, también han seguido este ejemplo, limitando el acceso para usuarios de varios países, incluidos EE. UU. y partes de Asia.
Los expertos destacan que si bien la geovalla permite a las empresas de criptomonedas explorar nuevos mercados mientras se mantienen en cumplimiento, aún se considera una respuesta costosa y extrema a las regulaciones de EE. UU. Las mejores prácticas para ejecutar geovallas efectivas incluyen la utilización de datos como direcciones IP e información GPS, junto con el aprovechamiento de infraestructura fuera de los Estados Unidos para mitigar los riesgos asociados con las demandas de cumplimiento internas.